sábado, 7 de octubre de 2017

Recobrar la cordura





De la columna semanal de Antonio Muñoz Molina, en Babelia, estas palabras que comparto:

Hay que parar. Es urgente una tregua. A cualquier precio hay que recobrar la cordura, o al menos dejar en suspenso tanta vehemencia. No conozco a nadie razonable que no tenga miedo estos días, que no sienta vértigo, abatimiento, amargura. Solo a los exaltados les complace esta escalada que no sabemos en qué concluirá si seguimos así, pero que ya está dando sus resultados desastrosos. Las personas a las que conozco y con las que hablo estos días tienen ideas y aspiraciones muy distintas, y a veces en apariencia irreconciliables, pero están unidas, estamos, por este común abatimiento que ya no es solo político, porque invade hasta lo más recóndito de nuestras vidas privadas. Era desolador ver a la gente que aclamaba a los policías y guardias civiles que iban a viajar a Cataluña al grito bárbaro de “¡A por ellos!”. Da miedo esa consigna gritada ahora en Cataluña, “Las calles siempre serán nuestras”. Provoca el mismo escalofrío que aquel exabrupto de Manuel Fraga cuando era ministro de Gobernación: “La calle es mía”.
                                                                                                        
El artículo de Muñoz Molina se titula Defender la cordura (El País, Babelia, 07 de octubre de 2017).


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