miércoles, 26 de octubre de 2016

Altísimo poeta



G
 George Santayana

En la última página de su hermoso libro sobre tres poetas filósofos (Lucrecio, Dante y Goethe), Santayana aboga por una cultura que al arte de trabajar bien, añada el de jugar bien (“jugar con las armonías de  la vida y hacerlas deliciosas”). Piensa Santayana que esa cultura no avanzará sin ciencia y sin visión poética. Pero ¿quién será el poeta de esa nueva visión?, se pregunta. Cree que ha llegado el momento para la aparición de “ese genio que reconstituya la destrozada imagen del orbe” y que tenga un “delicado sentido de las resonancias ideales de sus propias pasiones y de todos los matices de su posible felicidad”.

Para concluir, Santayana vuelve a Dante y nos recuerda aquel inolvidable saludo, a muy pocos reservado, del Canto IV del Infierno:

Podemos saludar desde lejos este genio que necesitamos. Como los poetas en el limbo de Dante, cuando Virgilio reaparece entre ellos, podemos saludarle diciendo: 'Onorate l'altissimo poeta'. Honrad al más alto poeta, honrad al más alto poeta posible. Pero este supremo poeta está todavía en el limbo.
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(Intanto voce fu per me udita:/ 'Onorate l'altissimo poeta';/ l'ombra sua torna, ch'era dipartita)
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No sé si todavía se lee a Santayana. Lo cierto es que nos hemos alejado mucho de las voces sabias que sin estridencias buscaban la armonía.  ¿Habrá que buscar a Virgilio, poeta joven, y saludarlo una vez más?

(La traducción de Tres poetas filósofos la hizo José Ferrater Mora y la publicó Gonzalo Losada en Buenos Aires, en 1943)

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