miércoles, 17 de agosto de 2016

Reversos de Sancho y de Baquero


Seis de la mañana y las canciones de amor de Sancho Panza. Empecé la jornada con Rostros del reverso, el magnífico diario de Lorenzo García Vega, que, Dios me perdone, me olvidé de incluir (y hasta de mencionar, lo que es el colmo) en el taller sobre escrituras íntimas. Lo abrí al azar y me dejé llevar por un viejo subrayado. Ahí estaba Gastón Baquero, en la entrada del seis de diciembre de 1968, relatándole a García Vega, en Madrid, la génesis de su Madrigal para Nefertite: 

Gastón habla, corta las frases, con vigor, pero con cubana socarronería: es como si Cocteau se hubiera disfrazado de general haitiano.

La cita de unos versos de Baquero me condujo a la antología de sus poemas. Es, justamente, en sus páginas donde estoy ahora. Releí el Madrigal para Nefertite, por supuesto, y el deslumbrante y divertido Memorial de un testigo, con sus “rostros del reverso”, para usar la estupenda frase de García. Quise anotar algo sobre las líneas de los tulipanes que adornan la ventana de Baquero y que él no recordaba si le fueron regalados por Cristina de Suecia o por Eleonora Duse, pero me detuve en las “mudas endechas” de amor que el joven Sancho le enviaba a Teresa, llenas de gracia y de “allegrezza”. Que lo digan esta carta de celos (no siempre estaba Sancho pleno de "contentura") y la nota que al final puso Baquero, encantadora también: 

Celos 

No quiero que mires
al Illán de Vargas.
Si te da quesillos,
si la miel te lleva,
si los berros frescos
en tu casa deja,
no quiero que mires
al que va diciendo
que tú eres su novia
y yo su burlanza. 

Si me dan desdenes
por Illán de Vargas,
romperé a puñadas
la cerca de piedras,
y echaré a los aires
a esos pajaritos
que tanto tú quieres:
el sacre de nieve
y el neblí de llama.
No quiero que mires
al Illán de Vargas,
o tendré que irme
de nuevo a las cuevas
¡a purgar desdenes
con ciruelas pasas!
 --

Nota:

En la canción de Lope titulada ‘Murmuraban al poeta la parte donde amaba, por los versos que hazía’, aparecen estos versos: ‘Que Amor es un compuesto de accidentes. A quien los celos dan chanzas corrientes. Y Fénix de sus brasas, purga desdenes con ciruelas pasas’. Ese sacre y ese neblí, con otras aves que aparecen en otras canciones de esta serie, están tomados de Góngora; lo mismo quesillos”. 

(Gastón Baquero. Canciones de amor de Sancho a Teresa)

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