domingo, 7 de agosto de 2016

Nobleza en las Olímpicas



Según el tiempo de la sentencia: domingo de sol con nubes.  

Invertidos así los versos de Jaime Gil, hoy, siete de agosto de 2016, doy principio a estas anotaciones con el recuerdo de Píndaro presentando excusas por no haber alabado en su momento –y como se debe- a un buen amigo: 

Un retraso que viene ya de lejos
me hacía avergonzar de mi pesada deuda.
Mas, pagando puntual sus intereses, puede uno
hacer callar las críticas mordaces. ¡Que ya
el guijarro que anda dando vueltas
bajo la ola que corre quede sumergido,
y que este canto que en público entonamos
haga saber que, leal, pagué mi cuenta! 

Eso dice el arcaico en su décima olímpica, crecida en dignidad cuando, además de cantar al deportista, Píndaro celebra al maestro y le pide al agonista, que lleve a Ilas, su entrenador, la nobleza sin fin del agradecimiento, igual que hizo Patroclo con Aquiles. Y aquí me quedo.  
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"Vencedor, pues, del pugilato en el concurso olímpico, lleve su gratitud a Ilas/ Agesidamo, igual/ que hizo Patroclo con Aquiles"
(Píndaro, Olímpica décima)

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