sábado, 16 de julio de 2016

Este sueño es corto, pero es feliz


Héctor Babenco y Meryl Streep. Hacían Ironweed, 1987

Un espectador imaginado hace mucho por Manuel Puig demuestra su admiración por Babenco con un relato. Le narra a un amigo el momento en que Helen (Meryl Streep), otrora artista de gran futuro y ahora indigente, empieza a cantar “He’s me pal”, de Gus Edwards, viejo director de vodeviles. El admirador de Babenco, que lo es también de los dos grandes actores de esta historia (el otro es Nicholson), intenta aproximarse a ese instante de nostalgia por el reino perdido, pero se detiene y busca la película para poner la escena y agradecer a Héctor Babenco aquella terrible maravilla. Es “Ironweed” (“Tallo de hierro”).
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Gracias a Héctor Babenco, en 1985, los lectores de Manuel Puig supimos que El beso de la mujer araña había retornado con honores a su origen. Sin duda, la novela, llena de imágenes y de películas -como tantas otras de Puig- era (y es) cine también. Y del bueno. William Hurt se ganó el Oscar ese año por su magnífico “Molina”. Y no era para menos. El poeta Néstor Perlongher  dijo entonces que “la maestría de Hurt” nos permitió ver a un Molina capaz de convertir su deseo de ser mujer “en una especie de monumento vivo a la mujer”.  

Ahoro que lo cito, reparo en las confluencias: Perlongher, uno de los más destacados integrantes del Frente de Liberación Homosexual de Argentina, fue un lúcido pensador político. Imposible que el libro de Puig y el filme de Babenco no provocaran en él una mirada crítica y certera:  

En el desenlace trágico puede leerse también la persistencia histórica de ciertas relaciones de contigüidad entre la homosexualidad y la marginalidad, entre la perversión y la muerte”.  

Por cierto, Perlongher, argentino como Babenco, al igual que éste, vivió mucho tiempo en São Paulo. Allí murieron ambos. Perlongher en 1992 y el director argentino-brasileño, el jueves pasado. Tenía 70 años. Por eso esta pequeña anotación en su memoria. 

Como dice el final de la novela de Puig, que en el de la película repite  Sonia Braga: “Este sueño es corto, pero es feliz”.  

Descansa en paz, Héctor Babenco.

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