lunes, 2 de mayo de 2016

El laberinto de Borges


El monstruo verde
 
Cinco de la mañana, lluvia y laberinto. Borges lo visita y escribe: 

Este es el laberinto de Creta. Este es el laberinto de Creta cuyo centro fue el Minotauro. Este es el laberinto de Creta cuyo centro fue el Minotauro que Dante imaginó como un toro con cabeza de hombre y en cuya red de piedra se perdieron tantas generaciones. Este es el laberinto de Creta cuyo centro fue el Minotauro y en cuya red se perdieron tantas generaciones como María Kodama y yo nos perdimos. Este es el laberinto de Creta cuyo centro fue el Minotauro y en cuya red se perdieron tantas generaciones como María Kodama y yo nos perdimos en aquella mañana y seguimos perdidos en el tiempo, ese otro laberinto”.
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El lector visita el laberinto y escribe:  

Este es el laberinto de Borges. Este es el laberinto de Borges, también llamado el monstruo verde. Este es el laberinto de Borges, también llamado el monstruo verde, en cuyo centro está escrito un minotauro, que espera para siempre a su lector. Este el laberinto de Borges, también llamado el monstruo verde, en cuyo centro está escrito un minotauro, que espera para siempre a su lector y en cuyas galerías infinitas se han extraviado tantas personas obsesivas, como yo, que sigo perdido en su rizoma.

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