domingo, 22 de noviembre de 2015

El "mundo fashion" y la blusa de Oaxaca


Susana Harp con la blusa de Oaxaca
 
Por unos enlaces que me pasó ayer Luisana, leo que la diseñadora de modas Isabel Marant registró como suya la blusa de Santa María de Tlahuitoltepec, que, además, de ser una pieza tradicional de la indumentaria de Oaxaca, representa un valioso signo cultural.  

Marant no sólo habría plagiado un diseño que es patrimonio colectivo, sino que también pretendería contraponer el registro de su marca, frente a los derechos que sobre tal indumento, detenta, in illo tempore, la referida comunidad mexicana. Merced a ese abusivo criterio de propiedad intelectual, elaborado varios siglos después de que la cultura oaxaqueña diseñara la hermosa cota, los artesanos de Santa María de Tlahuitoltepec, por carecer de “patente”, para seguir produciendo sus propias blusas tendrían que pagarle a Isabel Marant las correspondientes "regalías".  

De ser efectivamente así cuanto acá comento, la avilantez del “mundo fashion” habría sobrepasado todos los límites.  

Punto más o punto menos, lo cierto es que el caso ha provocado la justa reacción de los artesanos de Santa María de Tlahuitoltepec y debería generar también un debate que amplíe la difusión de las normas que el derecho internacional ha venido aprobando en las últimas décadas para proteger el patrimonio cultural tangible e intangible, aparte de aquellas orientadas específicamente a salvaguardar a los pueblos indígenas.  

Desde hace poco menos de una década está vigente la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, de cuyos preceptos no están excluidos ni Francia ni México. Uno de sus lineamientos establece que, con independencia de su lícito aprovechamiento económico, los bienes de la cultura son bienes del espíritu y no simples mercancías. Todos, incluidos los diseñadores franceses, deberíamos saber que el ámbito de la cultura y sus productos auténticos, no es el de la Organización Mundial del Comercio ni el de los tratados o acuerdos de intercambio mercantil.  

De suyo, ya es irritante que alguien copie con descaro, o que, sin copiar, no indique las fuentes de su presunta “inspiración”. Más lo es alegar uso exclusivo de un diseño plagiado, por haber tenido la pícara “precaución” de registrarlo. 

Por encima de esa “astucia”, hay algo que subleva más: el desconocimiento que existe acerca de los avances -no tan recientes- de los derechos culturales. Las normas para hacer valer la blusa de Oaxaca, como patrimonio de Santa María de Tlahuitoltepec están ahí. Ojalá este caso sirva para activarlas y se produzca un sólido precedente en la defensa de las muchas culturas, vivas y diversas, que existen en el mundo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario