24-08-15: Dos vueltas al parque.
Prendido en su rama, ministrar puede la copa Su Ilustrísima.
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“Le pregunté un día a mi padre –yo era muy
pequeña- qué era la belleza, y él quedó en contestarme el siguiente fin de
semana. Esperé ese día con verdadera ansiedad. Cuando llegó a casa me dio un
libro pequeño, que aún conservo, lo abrí y vi una estatua. Me dijo que era La
Victoria de Samotracia y que eso era la belleza. Yo, un poco desilusionada, le
dije que no tenía cabeza Mi padre me preguntó con infinita paciencia que quién
me había dicho que la belleza es una cabeza; me pidió que mirara los pliegues
de la túnica, agitados por la brisa del mar: detener ese movimiento para la
eternidad es la belleza”.
Muchos años después, en la escalinata del
Louvre, cuando ella contempló por vez primera La Victoria de Samotracia, fue
como oír de nuevo la voz de su padre y lloró. De pronto sintió que la mano de
su pareja le apretaba el brazo. Volvió la cabeza y lo miró. Lloraba.
Ella es María Kodama y él está hoy de
cumpleaños.
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