Retrato de Cervantes, por Juan de Jáuregui
Dos vueltas al parque y los turpiales. Vi cuando
uno entraba al ramaje de un pilón, al noreste. Las del alba serían.
--
El placer de leer el Quijote depara uno mayor: releerlo. También: vagar muchas veces por
otros parajes cervantinos.
Para recordarlo hoy, en su día, empiezo por su autorretrato.
Está en un prólogo, uno de los más espléndidos que conozco:
Este que véis aquí, de rostro aguileño, de cabello
castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque
bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de
oro; los bigotes grandes; la boca pequeña; los dientes, ni menudos ni crecidos,
porque no tiene sino seis, y éstos mal acondicionados y peor puestos, porque no
tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni
grande ni pequeño: la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de
espaldas y no muy ligero de pies. Éste, digo que es el rostro del autor de La
Galatea y de Don Quijote de la Mancha, y del que
hizo el Viaje del Parnaso, a imitación del de César Caporal Perusino, y
otras obras que andan por ahí descarriadas y quizá sin el nombre de su dueño:
llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra.
(Del prólogo de las Novelas ejemplares, 1613)
--
¡Feliz Día del Libro, del idioma y de Cervantes!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario